La salud oral de los más pequeños, es actualmente el punto de mira de la odontología preventiva. Además, los padres y cuidadores están cada vez más concienciados de la importancia del diagnóstico y prevención precoz de las enfermedades dentales en los dientes de leche.
Instaurar unos adecuados hábitos de higiene oral desde la infancia temprana, son una garantía de éxito para la salud oral del niño a largo plazo.
La caries es, según datos de la Organización Mundial de la Salud, la enfermedad infantil con mayor incidencia y prevalencia en los países más desarrollados. Siendo, además, para dicha organización, la tercera preocupación en términos de salud.
La caries es una enfermedad de origen multifactorial en la que están implicados: el sujeto o húesped susceptible (predisposición genética a tener caries, anatomía dental, capacidad remineralizante de los dientes, composición de la saliva…), el sustrato (dieta rica en hidratos de carbono) y bacterias (sólo las bacterias cariogénicas, que son aquellas capaces de producir caries; no todas las bacterias que tenemos en la cavidad oral pueden producir caries. La más famosa de todas ellas es la especie: Streptococcus Mutans).
La caries incipiente es una lesión de color blanco “tiza” que puede ser confundida con una mancha de hipocalcificación (deficiencia en la calcificación del diente durante su etapa crítica de formación), esta lesión inicial si es detectada a tiempo y se realiza un tratamiento precoz, puede detenerse; de no ser así seguirá avanzando hasta producirse la cavitación del esmalte llegando a afectar a la dentina (capa más profunda) y comprometiendo al nervio del diente.
Un buen aporte de flúor en las cantidades recomendadas por nuestros especialistas en odontopediatría, selladores de fosas y fisuras en molares permanentes erupcionados en niños con alto riesgo de caries, revisiones periódicas y una buena higiene oral, son los pilares fundamentales para combatir la caries.